"Carta al director" acerca de Victoriano Huerta. Proceso, 19 de diciembre de 2010.

Victoriano Huerta
Lorenzo Meyer
Miguel Ángel Granados Chapa
Paco Ignacio Taibo II

La siguiente "palabra del lector" de Carlos González M., apareció el 19 de diciembre de 2010. Mi respuesta a esta carta, pese a que la envié a la revista Proceso en dos ocasiones, nunca la publicó, ni acusó recibo.

De Carlos González M., sobre Huerta, el “ilustre”

Señor director:

Por ser Proceso la revista de análisis de mayor prestigio en México, la cual he leído por años, deseo felicitar a todos los que la hacen posible y solicitarle la publicación de algunos comentarios sobre la entrevista titulada Huerta, el “ilustre”, firmada por el reportero Pedro Zamora Briseño en la edición número 1777.

Dicho trabajo periodístico, incluido en el encarte Proceso Centenario, recoge la opinión de Servando Ortoll, quien dice: “... si (a Victoriano Huerta) se le tiene castigado, es el momento de perdonarlo (...) se merece un lugar en la historia de México y en el panteón de los hombres ilustres”.

De los grandes protagonistas de la historia mexicana, los historiadores nos han aportado datos contradictorios y visiones distintas, dependiendo de su ideología, sentido social e interpretaciones.

Por ejemplo, el sociólogo e historiador José Antonio Crespo en su libro Contra la historia oficial señala: “Al decir de Krauze, los restos de Díaz (Porfirio) se encuentran proscritos –de la patria cruel que contribuyó a salvar, edificar y consolidar–“.

A su vez, el historiador Lorenzo Meyer escribió acerca de los restos del dictador: “Ya podrían traerlos, pues aquí están enterradas gentes con muchos menos méritos y más fallas que el general Díaz”.

Y en otra parte expresa: “Don Victoriano Huerta, en una de sus habituales borracheras, había confesado su deseo de derrocar a Madero...”, para después señalar: “... En secreto, don Victoriano había fraguado la caída de Madero con el embajador norteamericano, el tristemente célebre Henry Lane Wilson”.

En el reportaje Divide “Discutamos México”, el escritor Paco Ignacio Taibo II comenta a la reportera Columba Vértiz de la Fuente que, si los personajes del gobierno hicieran “lo que en el fondo de sus corazones les apetece, le harían un homenaje a Agustín de Iturbide y otro a Porfirio Díaz. Y harían un homenaje a escondidas en una cantina a Victoriano Huerta, presidente (espurio) famoso por asesino y por borracho (Proceso 1734, página 59).

En un análisis que realiza Miguel Ángel Granados Chapa, titulado Victoriano Huerta, el traidor sobreviviente (Proceso 1777), comenta que en la página oficial del Centenario de la Revolución “el sitio del gobierno de la República presenta la ficha biográfica de Huerta.

“Afirma que participó ‘en la pacificación de Yucatán en 1901’. Ese es el modo porfirista de referirse a la gran matanza de indios mayas ordenada desde el centro y ejecutada con gran brutalidad por Huerta”.

Además, relata brevemente la forma en que Madero y Pino Suárez fueron asesinados por orden directa de Aureliano Blanquet, quien a su vez acató instrucciones de Huerta.

Ante esos agobiantes hechos, cabría preguntar si el señor Servando Ortoll tiene razón y debiéramos perdonar al asesino, borracho y traidor que fue Huerta. A mí no me queda duda sobre las interpretaciones que, con su seriedad y profesionalismo, hacen del personaje Miguel Ángel Granados Chapa, José Antonio Crespo, Lorenzo Meyer y Paco Ignacio Taibo II, entre muchos otros. (Carta resumida.)

Atentamente

Carlos González M.

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